La idea siempre fue un teatro vegetal o una huerta que se dejara bailar…
…tirarse al monte nos adelantó por la derecha mientras mirábamos las huertas e imaginábamos cómo los desperfectos de la finca se arreglaban solos.
Aparece la impronta de subir al barranco como acción inmediata, en un medio ya disponible y que nos parece eterno. El barranco de Los Cernícalos tiene todo eso que se pretende hacer en una huerta expansiva y más, mucho más.
Algunos alcornoques, encinas y acebuches nos acogen en su interior de dōjō, sombra y escondite perfecto para el trabajo y el recogimiento. Entre el camino rehabilitado y el antiguo sendero, se abren todo tipo de construcciones y deconstrucciones vegetales, minerales y de origen animal. Los animales, nosotros y muchos otros, que imantados por el agua que corre día y noche, domingos y festivos, caminamos riachuelo arriba gozando de caideros, pocetas, charcos y muchísima vida.
Los Saos forman catedrales con sus largos troncos, naciendo en familia marcan el ritmo de claros y sombras, curvas y rectas, agachadillas y saltitos a través de estas columnas que nos geometrizan el vergel.
Indudablemente este barrando es un tesorito sí nos referenciamos en el resto de la isla, sobre todo por la presencia de agua durante todo el año, y una flora y fauna autóctona activa aunque afectada por lo invasor. El Cernícalo vive una transformación desmelenada por el desuso de huertas y fincas y acondicionada por un camino para que, los andantes como yo, disfruten de una senda de ensueños.
A los pocos años de llegar al barranco viví el boom del «mira tú, que estaba ahí mismo y nadie lo conocía». «Castillo» como lo llama la gente de Telde, tiene una historia reciente como Reserva Natural Especial y Paisaje protegido pero hace un buen tiempo no era fácil de entrar, el barranco estaba compuesto de fincas privadas, todo era un entramado de pasillos, eras, huertas, frutales, acequias y cantoneras, corrales, calabaceras everywhere y plantas acuáticas comestibles. Después de desaparecer todo esto el Cernícalo se enfrenta a otras realidades de las que depende su sostenibilidad.
Este barranco fue y sigue siendo historia, y gran parte de su expresión actual duerme sobre una fértil capa de humanidad, ya olvidada, de los que salieron por lo que sea del campo.
El barranco sigue tomando sus formas, devorando memoria y viviendo un nuevo caos, un nuevo orden medio ambiental, con las especies que quedaron y las que siguen llegando.
RUTA BARRANCO DE LOS CERNÍCALOS
Municipios: Telde y Valsequillo
Categoría: Reserva Natural Especial de los Marteles y Paisaje Protegido de Lomo Magullo
Galerías que lo alimentan de agua: El Blanquizal y Los Guinderos
Para ver en detalle el mapa de la ruta pincha sobre el logo de WIKILOC que hay en el mapa.
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BARRANCO DEL CERNÍCALO / OTOÑO 2019
FINCA EL AVICHUCHO / HACE ALGUNAS PRIMAVERAS
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